La Organización Mundial del Turismo (OMT) anunció que la compañía líder de hospedaje online se unió oficialmente a la organización como miembro afiliado. Esta decisión despertó desconcierto en varias asociaciones del sector. Taleb Rifai, secretario general de la OMT, celebró la noticia y declaró: "Damos la bienvenida a Airbnb como uno de los nuevos miembros afiliados a la organización. El programa de Miembros Afiliados OMT recolecta representantes de una amplia gama de organizaciones no gubernamentales que son claves para el trabajo de la entidad". Entre los argumentos de esta incorporación, y teniendo en cuenta que el sector de los viajes y el turismo es uno de los más importantes en el mundo, se explica que la compañía ha visto de primera mano cómo el turismo está apoyando a las comunidades en todos los ámbitos, reactivando las zonas menos turísticas. En nuestro país, la decisión produjo diferentes reacciones, todas haciendo hincapié en la necesidad de normar y regularizar el sistema. Así, la subsecretaria de Turismo, Javiera Montes, señaló que "este es el primer paso para comenzar a trabajar. Tenemos que generar los espacios para incorporar en el mercado las herramientas colaborativas, asegurando que cumplan con los correspondientes requisitos legales y reglamentarios existentes en los países donde funcionan". Desde la Asociación Chilena de Empresas de Turismo (Achet), su secretaria general, Lorena Arriagada, destacó: "La OMT es una entidad reconocida en todo el mundo y por ello sus decisiones son de una u otra forma señales hacia la industria. En ese contexto, cada vez que un país, empresa o entidad es aceptada como miembro afiliado, debiera ser en el marco de las exigencias que se aplican a todos quienes son parte de ella. En tal sentido, esperamos que la decisión de la OMT de incorporar a Airbnb haya considerado exigir las condiciones de regulación legal, tributaria y de seguridad que se aplican y se exigen a todos los servicios que operan en la industria. La Achet apoya y valora que haya más competencia, pero ésta debe darse siempre en un marco de competencia leal y en igualdad de condiciones de seguridad, tributarias y legales que son exigidas a los prestadores de servicio, siempre
considerando los derechos de los consumidores, según la realidad de cada país".
UN MODELO DE NEGOCIOS CONTROVERSIAL.
La Asociación Gremial de Pymes Turísticas de Chile (Chilesertur) concuerda con la medida, pero con grandes reparos que involucran su ingreso a la oferta formal. Diego Baeza, presidente de Chilesertur, manifestó: "Nos parece una buena noticia en la medida en que la OMT exija a la empresa que aplique filtros de legalidad a su oferta. La tecnología es una realidad en la industria turística, y es necesario no sólo adaptarse a los cambios que implica, sino también integrarla a las estructuras normativas del turismo y de la sociedad en general. Esperamos que la OMT, y más precisamente los gobiernos, encuentren la forma de hacer que la irrupción de Airbnb no signifique menoscabo a la calidad y seguridad de la oferta turística para el viajero, y que tampoco provoque la proliferación de una competencia desleal con las empresas formales que deben cumplir una serie de requisitos para poder operar, la mayoría relacionados con el pago de impuestos y la seguridad de los turistas". Según Baeza, hasta el momento en nuestro país la llegada de la empresa ha significado un desplazamiento importante de la demanda hacia alojamientos informales. "Esto puede provocar un retroceso en la calidad de la oferta de alojamiento, además ser una vía para evadir impuestos". "Resulta finalmente más lucrativo establecer un negocio informal -que no debe cumplir con la reglamentación vigente ni pagar impuestos-y vender mediante Airbnb, que establecerse cumpliendo con la normativa. Lo mismo puede estar ocurriendo con los empleados de estos negocios informales. Resulta difícil imaginarse que contraten personal apegándose a la normativa laboral. Finalmente, pierden todos bajo este modelo: el destino porque disminuye la calidad de su oferta, el estado y la sociedad al no recaudarse los impuestos que la sostienen y no generarse empleo formal, y también los turistas por cuanto no está claro si los establecimientos cumplen con las medidas de seguridad mínimas. Solo gana Airbnb. Todo lo anterior no está directamente ligado a un modelo tecnológico, pero es promovido en forma natural por este modelo en particular", criticó el presidente de Chilesertur. "Lo más grave que puede suceder en los destinos es que la calidad de su oferta y la seguridad de los viajeros se vean fuertemente deteriorados debido a la competencia desleal que significa una oferta desregulada. Los alojamientos formales (hoteles, B&B, hostales) se ven obligados a competir con una oferta informal con costos mucho más bajos, lo que podría llevar a disminuir a su vez la calidad de sus propios servicios para poder encajar en la nueva estructura de precios que significa incorporar una oferta informal masiva", explicó Baeza. Y agregó: "Si la incorporación de Airbnb a la OMT termina significando la validación de su modelo de negocios, tal como existe hoy en día y sin considerar las regulaciones locales, quedaremos decepcionados". Otra dura respuesta provino del presidente de la International Hotel & Restaurant Association (IH&RA), Jordi Busquets, quien declaró que la noticia le provocó "una enorme decepción respecto a las personas que puedan estar involucradas en el tema, más que en la institución". Y afirmó: "Se ha perdido una batalla, pero aún se puede triunfar en la guerra".
La incorporación de Airbnb a la OMT produce reacciones encontradas
EN UN PAR DE CLICS
Creada en 2008, la plataforma Airbnb ha experimentado un crecimiento vertiginoso y ya está presente en más de 33 mil ciudades de más de 190 países con cerca de 1 millón de alojamientos. Su modelo de negocio se basa en el alquiler de viviendas turísticas a través de Internet, usando activos que no son propios de la empresa y empleando las nuevas tecnologías para reducir los costos fijos del negocio. Es una especie de hotel sin habitaciones en el que a los arrendatarios se les llama anfitriones. Estos fijan el precio y Airbnb les cobra una comisión. En la página de Internet de la plataforma se advierte que por cada reserva confirmada se cobra una tarifa de servicio del 3% "para cubrir los costes de tramitación de los pagos de los huéspedes". También está consignada una tarifa de servicio para huéspedes, destinada a cubrir los gastos de mantenimiento de la plataforma. "Los huéspedes podrán consultar la cantidad correspondiente a la tarifa de servicio antes de confirmar su reserva, pero suele oscilar entre el 6% y el 12% del subtotal. Sin embargo, este porcentaje puede aumentar o disminuir en función de las características de la reserva", se lee en la página. En cuanto a la duda sobre si se deben o no pagar impuestos, en las instrucciones de la plataforma se indica: "Algunas veces la normativa local obliga a los anfitriones a aplicarlos. Cuando esto ocurre, lo mejor es que incluyan el importe de los impuestos en el precio de la reserva, aunque también hay anfitriones que solicitan el pago de los mismos cuando el huésped llega al alojamiento". Más allá de estas condiciones, Airbnb es una plataforma totalmente hermética sin diálogo alguno con sus "anfitriones". Todos los pasos que se necesitan para hacer parte de la plataforma están explicados claramente y en ese sentido no hace falta tener un interlocutor físico. Esta interacción, a todas luces parece ser innecesaria para Airbnb, que continúa creciendo e incluso está incursionando con fuerza en el terreno de los viajes de negocios.
Temas relacionados