El enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos ha dado lugar a un episodio inédito en la industria aeronáutica. Varios aviones Boeing 737 MAX, ya preparados para su entrega a aerolíneas chinas, han sido devueltos a territorio estadounidense, evidenciando el efecto directo de las nuevas políticas arancelarias entre ambas potencias. En las últimas semanas, al menos dos unidades que iban a ser incorporadas por Xiamen Air han regresado desde la planta de ensamblaje de Zhoushan, en China, a las instalaciones de Boeing en Seattle.

Avión 737 de Boeing.
Estas devoluciones coinciden con la imposición de fuertes gravámenes por parte de ambos gobiernos. Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ha elevado los aranceles a productos chinos hasta el 145%, mientras que China ha replicado con tasas del 125% a bienes estadounidenses, incluidos los aviones comerciales. En este contexto, adquirir un Boeing 737 MAX (valorado en unos 55 millones de dólares) se ha vuelto económicamente inviable para las compañías chinas.
China rompe sus compras de aeronaves de Estados Unidos
Como respuesta a la nueva situación, las autoridades chinas han ordenado la suspensión de todas las entregas de aviones y componentes de origen estadounidense. La medida ha afectado de lleno a Boeing, que contaba con el mercado chino como uno de sus principales destinos. En el primer trimestre de 2025, el fabricante había logrado entregar 18 aeronaves a China, pero desde entonces no se han registrado nuevos encargos.
El conflicto ha paralizado la actividad en la planta de Zhoushan, una instalación conjunta entre Boeing y el fabricante estatal chino Comac. Concebida para agilizar las entregas al mercado local, esta fábrica se enfrenta ahora a una caída brusca de su operativa, con varias unidades aún en espera de una resolución. El futuro de estas instalaciones, en plena expansión hasta hace unos meses, ha quedado en entredicho.
Un nuevo golpe a Boeing
Boeing, que ya arrastraba retrasos en la producción y una ralentización de la demanda mundial, se enfrenta ahora a la pérdida de un mercado clave. El fabricante norteamericano ha advertido en sede parlamentaria sobre las graves consecuencias de verse excluido del mercado chino, especialmente en un momento en que su cartera de pedidos pendientes supera el medio billón de dólares.
En paralelo, otras aerolíneas han comenzado a interesarse por las aeronaves que China ha dejado en el aire. Malaysia Aviation Group, matriz de Malaysia Airlines, ha iniciado negociaciones con Boeing para incorporar parte de estas unidades a su flota. La empresa malasia aspira a expandir su capacidad con nuevos aviones en respuesta al repunte del tráfico en el Sudeste Asiático.
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