El turismo, motor económico clave en muchos países, enfrenta cada vez con más frecuencia una reacción adversa en destinos sobresaturados. Este fin de semana, un nuevo incidente en Barcelona volvió a poner en foco el avance de la turismofobia, un fenómeno social que refleja el rechazo -y en algunos casos, la hostilidad- hacia los turistas.
Turismofobia: el fenómeno que vuelve a encender alarmas en las principales ciudades del mundo
Crece el rechazo de residentes a la masificación. Un nuevo episodio en Barcelona revive el debate global sobre los límites del turismo.

Con más de 12 millones de visitantes en 2023, Barcelona ha sido históricamente uno de los epicentros de la discusión de turismofobia.
El hecho ocurrió el sábado 27 de abril cuando un grupo de activistas, identificados con consignas contra el turismo masivo, utilizó pistolas de agua para rociar a pasajeros de un bus turístico en el popular barrio de Barceloneta. La acción fue registrada en video y rápidamente se viralizó en redes sociales. La escena, aunque sin consecuencias físicas, encendió el debate sobre los límites del reclamo ciudadano frente al crecimiento desmedido del turismo.
Desde el colectivo responsable de la protesta, se justificó el accionar como una medida simbólica: "No es un juego, el turismo masivo nos expulsa del barrio, encarece la vida y destruye el tejido social", expresaron a través de sus canales de difusión.
¿Qué es la turismofobia y por qué crece?
La turismofobia no es un fenómeno nuevo, pero sí se ha intensificado con la recuperación turística post pandemia. Ciudades como Venecia, Ámsterdam, Lisboa, Ciudad de México y Buenos Aires también han vivido protestas o medidas restrictivas frente al turismo excesivo.
Este concepto refiere a la percepción negativa que una parte de la población local tiene sobre la actividad turística, especialmente cuando siente que afecta su calidad de vida. Congestión urbana, aumento del precio de la vivienda, ruido constante y pérdida de identidad barrial son algunas de las causas más citadas.
Barcelona: el caso testigo de una tendencia global
Con más de 12 millones de visitantes en 2023, Barcelona ha sido uno de los epicentros de esta discusión. En los últimos años, el gobierno local ha intentado limitar nuevas licencias de alojamiento turístico y rediseñar espacios urbanos, pero la tensión persiste.
Especialistas en planificación urbana advierten que el crecimiento desmedido, sin una estrategia clara de turismo sostenible, puede volverse insostenible. "La turismofobia es un síntoma de una mala gestión turística. No es que la gente odie al turista, sino que se siente desplazada por el modelo de turismo impuesto", explica Jordi Casals, consultor en desarrollo territorial.
¿Cómo enfrentar el desafío?
El debate está abierto: ¿cómo mantener los beneficios económicos del turismo sin destruir las comunidades locales? Las respuestas pasan por diversificar la oferta, desconcentrar el flujo turístico, regular plataformas de alojamiento y fomentar un turismo más consciente por parte de los viajeros.
La turismofobia no es un fenómeno anecdótico, sino una alerta que exige respuestas estructurales. Porque sin armonía entre residentes y visitantes, ningún destino es sostenible a largo plazo.
Temas relacionados