En conversación con La Agencia de Viajes, Rodrigo Hananías, gerente y abogado de la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (Achila), explicó que ésta “es una crisis sin precedentes en la aviación comercial” y se aventuró a señalar que el pronóstico “es muy sombrío”. “Desde luego que existe un riesgo cierto de que un alto porcentaje de líneas aéreas quiebren o reduzcan fuertemente sus operaciones ante la abrupta caída de la demanda, los cierres de fronteras y la suspensión de operaciones en tantos destinos. La falta de liquidez es un riesgo inminente”, sentenció.

Rodrigo Hananías, la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (Achila).
-¿Cómo describe la crisis?
-Repentina, vertiginosa y con un panorama muy cambiante. Sin embargo, abrigamos la esperanza que el verano entrante en el hemisferio norte tienda a estabilizar la situación en esa parte del mundo. El problema es que, al contrario, Sudamérica deberá soportar el invierno, que es la estación propicia para el virus. Ya 2020 se da como perdido, y con la probable desaparición de tantas compañías aéreas, la industria tendrá que reconfigurarse como nunca se había visto.
-¿Cuál es la visión de Achila frente a la negativa del Gobierno de un eventual apoyo financiero a Latam?
-Muy lamentable. Mientras el presidente de Estados Unidos ha declarado a las líneas aéreas como la prioridad número uno para un rescate fiscal; y cada vez más países han empezado a actuar en ese sentido (en la región Colombia, Brasil y Paraguay), acá surgió una polémica innecesaria e injusta, que singularizó en una sola empresa la petición de ayuda estatal, cuando la misma ha sido formulada por toda la industria aérea, compuesta tanto por las compañías nacionales Latam Airlines, Sky Airline y JetSmart, como por las extranjeras que operan en nuestro país.
Es tal la envergadura de la crisis que se requería actuar con la máxima prudencia, no cerrando puertas que luego sean muy difícil o tarde reabrir, cuando toda la economía, y no una sola empresa, sea la que sufra las consecuencias al ver desaparecer una industria como la aérea, que le aporta a Chile directa e indirectamente 191 mil empleos y un 2,8% del PIB.
Dada nuestra posición geográfica y distribución territorial, la conectividad aérea interna e internacional se erige como un motor fundamental de la economía nacional, clave además para el turismo y para cientos de pequeñas y medianas empresas, las que también se verán afectadas si es que la industria aérea no vuelve a despegar.
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