Ante todo, una salvedad como punto de partida: ingresamos en el brumoso camino de las especulaciones. La realidad es que ni Iberia ni Air Europa, veían en la operación una situación de vida o muerte. Los números y finanzas de ambas (más las del grupo hispano-británico que los de la empresa de la Familia Hidalgo) no indican un riesgo inmediato.
Iberia y Air Europa: del fiasco al futuro incierto
Tras la marcha atrás de Iberia e IAG, ¿qué sigue?, ¿cuál será el futuro de Air Europa?, ¿habrá nuevos compradores?
“El matrimonio” se relacionaba en realidad con un ajedrez de mediano y largo plazo, en ese proceso de concentración, de creación de los grandes grupos aerocomerciales europeos, que van dejando poco espacio para las aerolíneas independientes. Y pero aún si no se trata de aerolíneas low cost.
Han trascendido los rumores de un cierto plan B de Iberia, que consistiría en “dinamitar” Air Europa para evitar la competencia en Madrid/Barajas. Una suerte de “sino es mía, no es de nadie”. Pero es poco probable que, con la minoría accionaria de Air Europa que le queda a Iberia en la mano, pueda imponer este plan. Más allá del compromiso que implica una “reparación” de € 50 millones, del grupo hispano-británico hacia la empresa de los Hidalgo, es muy probable que Iberia/IAG termine desprendiéndose de sus acciones en Air Europa y aunque vele por evitar el ingreso de un socio hostil, se desentienda de la empresa.
Esto plantea entonces ¿cuáles son las opciones para Air Europa? Y aquí entra en escena “un viejo amor”: sino compra Iberia/IAG, ¿lo hará Air France-KLM? Es una posibilidad, ya hubo un coqueteo en el pasado que no se concretó porque no se pusieron de acuerdo en el monto y en la forma de pago.
Finalmente, y si de comprar se trata, se abre a Iberia/IAG una nueva oportunidad con TAP Air Portugal. La superposición competitiva allí es menor y terminaría el grupo reforzando su presencia en Latinoamérica, aún más.
Iberia y el “ya no”
En un análisis pasado hablábamos justamente de esta perspectiva. Cuando se plantea una operación de adquisición/fusión se hace en el marco de un contexto determinado, con los jugadores “como son hoy”.
Sometida la situación a Defensa de la Competencia, se inicia una carrera que puede terminar diluyendo el interés de la operación en sí misma. Los “remedies” exigidos por las autoridades pueden llegar a ser tan onerosos que terminen drenando de sentido a la operación.
Algunas fuentes de Iberia, admitieron extraoficialmente que esta es la explicación para la vuelta atrás de la compra. “Se nos ha forzado a una posición que no tenía sentido. No estamos aquí para perder dinero, y nos estaban obligando a ofrecer remedies que no tenían sentido”, afirmaron.
¿Y el lobby español?
Desde hace varias semanas se mencionó en los medios europeos, que los gobiernos alemán y francés habían ejercido presión ante las autoridades continentales, en contra de la operación.
Más allá de que esto es difícil de confirmar, aunque es probable, termina por oposición dejando “mal parado” al propio gobierno español. Falta de ¿fuerza?, ¿de pericia?, ¿de interés? En definitiva, no se sabe si España ejerció o no su propio “contra-lobby”, pero si lo hizo evidentemente no alcanzó el éxito.
Cabe preguntarse aquí, si no estamos ante un caso de “extraeuro fobia”. Aunque hizo los movimientos burocráticos para seguir siendo una compañía europea y española ante el Brexit, IAG cuenta con capitales de Medio Oriente (Qatar Airways es el socio de referencia con el 25% de las acciones), británicos (Standard Life Investment y Europacific Growth Fund), y Estados Unidos (Capital Group). Es decir, no es una compañía hoy 100% europea desde los capitales. Suena algo chauvinista y descontextualizado, en un mundo globalizado y en un sector con gran protagonismo de los fondos globales de inversión, sin embargo, es imposible eliminarlo absolutamente del análisis.
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