El gobierno italiano está evaluando una propuesta para incrementar significativamente las tasas turísticas que abonan los visitantes, con el objetivo de generar mayores ingresos para los municipios y controlar el turismo de masas en el país. ¿En qué consiste la nueva medida?
Italia prepara tasas turísticas históricas: más cantidad y más caras
El Gobierno de Italia estudia que haya más tasas turísticas y más caras: hasta 25 euros por alojarse en hoteles en zonas como Roma o Venecia.
La iniciativa, que ha generado un amplio debate, contempla la posibilidad de aumentar el impuesto hasta 25 euros por noche en alojamientos de lujo y extender su aplicación a casi todos los municipios del país, superando los límites actuales, donde solo algunas ciudades cobran una cantidad menor.
Por ejemplo, el turista que busque pernoctar en un hotel de una zona masificada por el que haya pagado un precio base de menos de 100 euros, pagará por ella una tasa de hasta cinco euros; si duerme en un hotel por una tarifa de entre 100 y 400 euros, deberá pagar hasta 10 euros de tasa (casi el doble de lo actual).
¿Mejorarán los servicios turísticos?
Pero el mayor pago será el de las habitaciones de lujo, que tengan un precio de entre superior a los 750 euros por pernocta, y que contarán con tasas turísticas de hasta 25 euros por noche.
La medida busca alcanzar dos objetivos principales: financiar mejoras en los servicios turísticos y la conservación del patrimonio cultural, y reducir la presión sobre destinos saturados como Roma y Venecia.
Sin embargo, la propuesta ha desatado críticas por parte del sector turístico, que teme que una subida tan pronunciada de la tasa pueda desincentivar el turismo y afectar negativamente la economía.
Los hoteles de Italia, preocupados por la propuesta
Las asociaciones de hoteles señalan que el turismo ya enfrenta dificultades derivadas de la inflación y la inestabilidad económica, y advierten que un incremento de impuestos podría perjudicar la competitividad del sector.
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Otra de las preocupaciones gira en torno al uso que se dará a los fondos recaudados. Algunos sectores temen que los ingresos se destinen a paliar déficits presupuestarios en lugar de emplearse para mejorar la infraestructura turística y la experiencia de los visitantes.
Este debate refleja la tensión entre la necesidad de financiar servicios públicos y la protección del patrimonio cultural, frente a la importancia de mantener una economía turística sólida. En los próximos meses, el gobierno continuará dialogando con representantes del sector y autoridades locales para concretar los detalles de la propuesta y buscar un consenso que equilibre los intereses en juego.
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