Con diferencia de pocos días, dos aeropuertos importantes de Europa vieron cercenadas sus posibilidades de crecer. Se trata del aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam y del London City Airport, en la capital inglesa. Motivos diferentes, situaciones distintas, pero el mismo problema, el mismo reclamo.
Aeropuertos de Europa: Encerrados y sin poder crecer
La historia es sencilla, ya se conoce. Los aeropuertos se construyen en las afueras de las grandes ciudades, en sitios poco urbanizados. Pero con el correr de los años la masa urbana crece, engulle los aeropuertos, los incorpora y el aeropuerto se transforma así en algo molesto para los vecinos que lo rodean. Este fenómeno termina, posteriormente, cercenando las posibilidades de los aeropuertos de seguir creciendo. Y el tema no es menor, especialmente para los grande hubs de Europa.
Aeropuertos en problemas: El caso Schiphol
En abril pasado, un tribunal holandés falló contra la intención del gobierno de reducir el número de vuelos operativos desde el aeropuerto Schiphol, en Ámsterdam. El gobierno de Países Bajos argumentaba que la reducción de vuelos era necesaria para reducir las emisiones de dióxido de carbono y la contaminación acústica.
La iniciativa exhibía la oposición, fundamentalmente, de la industria aérea, aglutinada entorno a la IATA.
Sin embargo, no contento con el fallo, el gobierno apeló la medida y hace pocas jornadas, el Tribunal de Apelación de Ámsterdam le dio la razón al gobierno. Al menos, reconoció su derecho a reducir los vuelos anuales en el aeropuerto de 500 mil a 460 mil. Según el tribunal, esto “no viola la ley nacional o europea”. Un vocero gubernamental remarcó que el fallo en instancias de apelación marca “un paso importante para lograr un nuevo equilibrio entre la importancia económica de un aeropuerto internacionalmente bien conectado, por un lado, y los intereses de los residentes y el medio ambiente, por el otro”.
“Es un resultado decepcionante para los viajeros, los transportistas, la economía holandesa y las aerolíneas”, dijo Willie Walsh, director general de IATA. “Mientras examinamos el fallo y sus complejidades, buscamos claridad del gobierno holandés sobre sus intenciones. El impacto total de esta decisión en los recortes de capacidad planificados no está claro y no existen procesos internacionales establecidos para un ejercicio tan retrógrado”, agregó Walsh.
El caso del London City Airport
El pequeño aeropuerto urbano de Londres, a orillas del Támesis, no pretendía crecer en tamaño, sino en operaciones. Y es que desde hace 25 años se aplica una norma llamada “Descanso de fin de semana”, que reduce las operaciones parte de los sábados y domingos. Derogando esta medida, el City Airport podría ofrecer más servicios.
Sin embargo, el Comité de Desarrollo Estratégico del Ayuntamiento de Newham votó por unanimidad en contra. Unas 1.600 personas que viven cerca del aeropuerto del este de Londres se opusieron a los planes, junto con otros ocho consejos de Londres que también mencionaron preocupaciones sobre el ruido.
La norma vigente prohíbe que aterricen o despeguen aviones entre la 13 de los sábados y las 12.30 de los domingos para que los residentes puedan descansar del ruido. El City Airport quería ampliar su horario de vuelo hasta las 19.30 horas durante el verano y las 18.30 horas en otras épocas del año, además de aumentar su límite diario de vuelos de seis a nueve entre las 6.30 y las 7 de la mañana.
“Ayer por la tarde estaba en un jardín en Custom House y era imposible sentarme y disfrutar de estar allí debido al ruido: 24 horas de silencio no es mucho pedir”, comentó Sarah Ruiz, concejala del distrito de Custom House.
¿Crecen o no crecen?
Y si se amplía la mirada, el panorama no mejora. El aeropuerto de Heathrow (en Londres) logró una importante victoria judicial cuando la Corte Suprema Británica autorizó su ampliación que consiste, fundamentalmente, en la construcción y puesta en operaciones de una quinta pista. Sin embargo, a modo de contraste, el más grande aeropuerto de París, el Charles De Gaulle, fue obligado a detener sus planes de ampliación por motivos medioambientales. Cabe recordar que, justamente, Francia fue el primer país en eliminar las rutas aéreas cortas en aquellos casos donde exista un tren como alternativa.
Del mismo modo, mientras el aeropuerto Adolfo Suárez, de Barajas/Madrid, ya comenzó las obras de ampliación; el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, sigue debatiendo opciones pero no tiene ningún plan en firme aún.
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