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Aerolíneas en el ojo de la tormenta por la falta de personal

La falta de personal para las aerolíneas y las huelgas obligan a miles de cancelaciones de vuelos en Europa y Estados Unidos.

Una combinación de incremento de contagios de Covid, ausencia de personal y reclamos salariales está complicando la recuperación de las aerolíneas y amenazan un verano boreal turístico que prometía ser muy positivo.

Sin duda alguna que el gran problema fue la pandemia. Ante la parálisis de los ingresos que supuso el cierre de los cielos y las fronteras, las líneas aéreas y los aeropuertos se abocaron a la tarea de reducir sus costos fijos. Lo que dominaba entonces, claramente, era la incertidumbre.

La pandemia tendría un final, pero no se sabía cuándo se concretaría. Fue entonces cuando las nóminas de trabajadores pesaban duramente sobre las estructuras de costo (casi el 30% de los totales). Era evidente que se sostenían estructuras para un despliegue operativo que no existía o era mínimo.

En algunos casos, este problema se solventó con suspensiones, con reducciones salariales o con esquemas como el de los ERTEs españoles (Expediente de Regulación Temporal de Empleos), equiparable a las suspensiones. En otros casos, se procedió directamente a despidos. Incluso una buena cantidad de trabajadores renunciaron de motu proprio ante un sueldo disminuido.

Las aerolíneas ante la sorpresiva recuperación

Sin duda alguna, la velocidad de la recuperación sorprendió al sector. Y cuando las aerolíneas fueron a buscar nuevamente al personal, este ya no estaba allí. Había conseguido otros empleos acaso más redituables, acaso más estables.

Por otro lado, algunos empleos del sector son mucho más sencillos de reemplazar que otros. Un trabajador del área comercial no demanda una formación técnica específica y cualificada demasiado elevada. Pero sí es el caso de pilotos, tripulantes de cabina y mecánicos.

A esto se debe sumar que las principales fabricantes de aviones ya venían denunciando un déficit en ese segmento de trabajadores cualificados: el ritmo de crecimiento del sector exigiría cada vez más pilotos, tripulantes y mecánicos. Airbus, por citar un ejemplo llego hablar de la necesidad, a nivel global, de 600 mil nuevos pilotos, 650 mil técnicos de mantenimiento y 800 mil nuevos tripulantes de cabina, para las próximas dos décadas.

Pero, además, este cuadro de situación no afecta exclusivamente a las aerolíneas, también lo hace con los propios aeropuertos y las empresas de handling, entre otras.

Se calcula que, en los principales aeropuertos franceses, el déficit de personal hoy alcanza los 4 mil trabajadores. En Alemania, esa cifra trepa a los 5 mil empleados.

Por eso los aeropuertos londinenses de Heathrow y Gatwick han decidido limitar sus operaciones a 825 vuelos diarios durante julio y 850 para agosto. Del otro lado del Canal de la Mancha, en Ámsterdam, el aeropuerto de Schipol ha limitado las operaciones a 67.500 pasajeros diarios para julio y 72.500 para agosto. Esto supone rechazar un promedio de 13.500 pasajeros mensuales.

Las autoridades británicas, por otra parte, consideran ampliar la franja operativa de los aeropuertos durante la noche para poder espaciar los vuelos.

El director de la Asociación Holandesa de Agentes de Viajes y Tour Operadores, Frank Oostdam, afirmó: “Estamos ante una mala planeación. Sabíamos desde enero que mucha gente quería salir de vacaciones a partir de mayo. Como no se prepararon desde entonces, estas son las consecuencias”.

Un gran “sálvese quien pueda”

Esto hizo que las aerolíneas diseñaran estrategias diferentes, sobre todo de cara a su propia y específica problemática. Porque hay muchos matices. En el Reino Unido, por ejemplo, el Brexit fue un agravante. Algunos cálculos indican que el 30% de los puestos de trabajo del sector aerocomercial en el Reino Unido estaban cubiertos por trabajadores europeos que hoy no pueden emplearse.

El propio CEO de Easyjet, Johan Lundgren, explicó que la aerolínea ha tenido que rechazar las solicitudes de empleo de casi 8 mil personas debido a su pertenencia a la Unión Europea y por no ser ciudadanos británicos.

“La cantidad de personas entre las que elegir es más pequeña, son matemáticas sencillas. Hemos tenido que rechazar una cantidad enorme de ciudadanos de la Unión Europea debido al Brexit”, explicó Lundgren. “Antes del Brexit habríamos rechazado apenas entre el 2 a 2,5% de los solicitantes. Ahora estamos a un promedio de entre el 25 y 40%”, precisó el ejecutivo.

En consecuencia, Easyjet canceló 642 vuelos durante los primeros 19 días de junio.

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En Alemania y por falta de personal, Lufthansa anunció la cancelación de casi 3.700 vuelos durante julio. La medida afectará fundamentalmente a vuelos intraeuropeos y de cabotaje alemán, partiendo desde sus hubs en Múnich y Fráncfort.

Otra estrategia a la que se apela es la reactivación de los aviones más grandes de las flotas que habían sido desprogramados por la pandemia. Esto permite consolidar vuelos (cancelar algunos servicios y dejar unos pocos en cada ruta) pero no reducir la oferta de asientos y no demandar más personal. Eso justifica que tanto British Airways; como Singapore Airlines, Qantas Airways, Korean Air y All Nippon Airways, hayan dispuesto rehabilitar sus Airbus A380.

Otras empresas optan por ofrecer wet lease de sus aviones (alquilar aviones con tripulación incluida) a otras. Esto se ha planteado Finnair, duramente afecta por el cierre de los cielos rusos que dificultan sus vuelos a Oriente, que ha decidido alquilar su capacidad ociosa a British Airways, su socia en Oneworld. En concreto, han sido cuatro Airbus A321 las aeronaves involucradas en la operación. La británica ha firmado otro convenio similar con Iberia, a la que le ha alquilado en wet lease hasta seis Airbus A320.

También la ya mencionada Easyjet y TUI han cerrado acuerdos equivalentes con la letona SmartLynx.

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Soluciones a la norteamericana

Algunas norteamericanas apuestan fuerte a conservar sus plantillas y expandirlas. American Airlines, por ejemplo, ofreció un aumento salarial del 50% a sus pilotos de aviación regional. Esta oferta se conoció días después de que se confirmara que unos 100 aviones Embraer E145 y E170 de American Eagle permanecen sin operar por falta de pilotos. Esto llevó a la compañía a cancelar los vuelos desde Dubuque (Iowa), Long Island (MacArthur) e Ithaca (ambos en Nueva York), y Kranz Toledo (Ohio) desde septiembre próximo.

Por otra parte, la empresa con base en Dallas abrió una novedosa línea de crédito para financiar la capacitación de pilotos en su academia de vuelo.

United Airlines, en cambio, ha invertido fuerte en ampliar su centro de formación de pilotos. En concreto, la empresa desembolsará unos US$ 100 millones para incorporar seis nuevos simuladores de vuelo en sus instalaciones de Denver, Colorado.

United espera formar 10 mil pilotos que contratará hasta el 2030. Pero además y solo para este año, la aerolínea estadounidense espera contratar 11 mil trabajadores. Finalmente, y hace pocos días, United dispuso un aumento del 11% en el salario de su personal de la base del aeropuerto de Dulles (Washington D.C.) y de 14% para sus pilotos.

Delta Air Lines, por su parte, anticipó que desde el 1° de julio y hasta el 1° de agosto reducirá unas 100 salidas diarias sobre todo en mercados de Estados Unidos y América Latina. “Más que en cualquier otro momento de nuestra historia, los diversos factores que actualmente afectan nuestra operación (control del tráfico aéreo y del clima, dotación de personal de proveedores, aumento de las tasas de casos de Covid que contribuyen a ausencias no programadas más altas de lo planificado en algunos grupos de trabajo) están dando como resultado una operación que no está consistentemente a la altura de los estándares que Delta ha establecido para la industria en los últimos años”, dijo Allison Ausband, Directora de Experiencia del Cliente de Delta Air Lines.

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Las aerolíneas británicas están entre las más perjudicadas por la crisis: una imagen del hall del aeropuerto de Manchester.

Las aerolíneas británicas están entre las más perjudicadas por la crisis: una imagen del hall del aeropuerto de Manchester.

Pero si el panorama no es suficientemente complejo, se adicionaron en las últimas semanas las huelgas. Muchos empleados vieron reducidos sus salarios producto de la pandemia y ahora que ven a la demanda recuperada, quieren recomponer sus ingresos. Y eso se vuelve más urgente en un contexto inflacionario mundial, donde Economías generalmente estables están sufriendo inusitadamente de brotes inflacionarios.

Vaya como parámetro que hace unos años, los pilotos de Lufthansa encabezaron su primera huelga de la historia de la compañía, pidiendo un ajuste de un 1% para sus salarios. ¿Qué hacer ahora, frente a una inflación, en muchos casos del 4, 5 y 6%?

Así, los tripulantes de cabina españoles de Ryanair convocaron a seis jornadas de huelga, lo que podría afectar un total de 2.700 vuelos. Y la medida se ha extendido al mismo gremio, de la misma low cost, en Portugal y Bélgica.

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Algunos de los gremios británicos de British Airways están también convocando a huelgas reclamando se les restituya el 10% de sus salarios, rebajados durante la pandemia.

Los tripulantes españoles de Easyjet también convocaron a nueva días de huelga en julio y la misma situación afronta Brussels Airlines donde su personal pelea porque se le restituya el 30% de sus salarios.

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